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Personalmente salí con la certeza de que no seria un gran día y que mi hijo no querría volver a saber nada de pesca, nada mas lejos de la realidad.
Llegamos al pantano sobre las 10 de la mañana y después de montar lo que podríamos decir, nuestro equipo rudimentario de pesca, iniciamos con muy poca fe por mi parte, lo que seria el inicio de una afición.
Todo y que yo ya había practicado la pesca de la trucha hacía ya muchos años, nuestros conocimientos en la pesca de la carpa eran muy escasos, lo justo para montar unos aparejos muy sencillos con plomos y flotador. Al poco rato de lanzar nuestras cañas, las pequeñas picadas de los Alburnos hacían aumentar la ilusión y la esperanza, que muy poco después se vería reflejada en una buena picada en la caña de mi hijo. Una carpa, nada despreciable para nuestra experiencia, entro al maíz pudiendo disfrutar de unos momentos inolvidables, la cara de felicidad de mi hijo y la subida de adrenalina me hicieron recordar con mucha satisfacción mi época de pescador de truchas allá por el pirineo aragonés.

Después de esta captura, las esperanzas poco prometedoras de un principio cambiaron, a lo que se convertiría en un gran día de pesca.
No tardo mucho tiempo en hundirse de nuevo la boya de mi hijo, pero esta vez para depararnos una sorpresa muy grata. La caña, que era de un kit de iniciación para niños, se doblo de una manera espectacular y el carrete de plástico practica mente no aguantaba los tirones de lo que teníamos al otro lado en el bajo de linea, al final sin sacadera ni utensilios debido a nuestra inexperiencia, sacamos lo que seria nuestra gran carpa, una carpa que cambio nuestra vida dejando nos la afición de la Pesca y del Carpfishing, corriendo por nuestras venas.


